Hoy y tú

Hace meses que decidí botar tus memorias, las eche fuera de mi presente, y con ellas creí que se habían ido las ganas, la fijación por tu piel y tu fuerza.

Eso me trajo el primer recuerdo tuyo, la primera vez que te vi con otros ojos, una jovencita que aún no había descubierto los caminos del placer, y te vi y me subió un raro calor entre las piernas, mi cerebro se abrió a deseos nunca antes experimentados, el momento exacto en que te despojaste de tu camisa y quedaste con los brazos y el torso descubierto y clavaste tus ojos en mi. 

Cuánto ignoraba en ese momento que apenas era un cervatillo frente a una bestia depredadora, que años después, no sólo me enseñaría a amar su cuerpo, sino que me destrozaría el alma en mil pedazos. Dándome de beber de la hiel del desamor, el desprecio y la distancia.

¡Cuánta falta me hizo educarme en estas lides!

Como toda soñadora libriana me fui de frente a toda velocidad, con el corazón en una mano y en la otra las ganas de vivir y amar. 

Cuán equivocada estaba, cuán equivocada estuve, cuán equivocada seguí.

Tus rastros de hombre seguí cuál loba en celo, rabiosa sí, perdida y arrastrada por lo que creí amor.

Un putrefacto sentimiento es lo que encontré, un joyero lleno de falso diamante y piedra preciosa, un saco dorado agujereado de esperanzas y vanas ilusiones

Cuánto lloré y cuánto lamenté ser y estar. Maldije mi corazón y todo lo que él arrastró en su perverso viaje del deseo y el amor. 

Soy un fantasma, soy un saco vacío, soy un cadáver, convertida en una eterna alcohólica, sedienta de amor y de deseos, apenas sosteniendo mi eje, entera, completa, en control. Vagabunda con mi pasado y preciosa con mi presente.