viernes, 5 de enero de 2024

Un día en la semana

He navegado las tormentas del desamor tantas veces que ya perdí la cuenta, no me sorprende haber acabado una vez más herida y con el corazón en la mano, si nunca aprendí a usarlo sabiamente, si siempre salgo corriendo tras los fantasmas del alma, insensatos y pueriles como las buenas intenciones en los negocios de un mercader. 

No me va mal en el amor, es que no me va del todo, las reglas no se hicieron para obedecerlas, sino para romperlas, y yo, simplemente las paso de lejos, la peor alumna de Afrodita, la mejor de Hécate, solo tocando los infiernos me reconforto.

El peor enemigo de mi enemigo es el silencio, y ese, es mi amigo, el que me acompaña y me arrulle todas las noches, el que al final de una gran batalla me acoge en su manto oscuro y profundo, donde abandono todas las ilusiones malditas del amor terrenal, y donde resurgen como el Fénix, las ganas de devorarlo todo y abandonarlo todo.

Voy por esta vida con pies de plomo en calles de gelatina, y a veces vuelo con alas de papel en cielos nublados, soy el alma que no va en pena, sino que lleva pena, soy el cuerpo que peca y vibra, soy el espíritu que existe y persiste. No soy Eva, soy Lilith que gobierna y empodera.