viernes, 22 de julio de 2022

La perdición del alma

En las noches más tristes me gusta escuchar Claro de Luna del maestro Debusy, a veces creo es como una especie de auto tortura lenta.

Continuamente aparecen cada uno de tus desprecios, cada uno de tus desplantes, cada uno de tus certeros castigos, silenciosos, con tu ya acostumbrada pasiva agresividad y con los demonios internos enloquecidos. 

Y desde lo que soy ahora puedo verte más claramente, puedo ver tu drama, tu victimismo, tus manipulaciones, tu exaltado amor, lo puedo ver todo ahora. 

Entiendo cómo mi espíritu ha sobrevivido a tanta destrucción y manipulación, tú, alma mía, has sido artífice y cómplice de ello, te acuso ahora de conspirar contra mi, te acuso de intentar estupidizarme para no despertar, te acuso de practicar magia de la más cruel contra mi, te acuso maldita alma, a ti, de llenarme de horrores, de acercarme a amores a sabiendas que no eran reales, de implantarme ilusiones vanas y huecas con el único fin de afligirme por años, te acuso de querer mantenerme encadenada a la utopía del amor, te acuso de provocarme la negra envidia y la nefasta auto compasión. 

Ay de ti, alma maldita que perteneces a este mundo de engaño, no tendrás paz en tus días, seré tu carcelero como lo eras de mi, perseguiré tus ansias, combatiré día a día, hora a hora, minuto a minuto tus intenciones de arrastrarme a tu mundo infame de mentiras pintadas de colores, resistiré hasta el final tus embates de adulación y falsa adoración, quedarás desarmada y expuesta a tu propio creador y  te quemarás en sus propios infiernos.

Travesura

Pudiste haberme dicho que no, sin embargo, lejos del rechazo, encontré brazos  sedientos, pegajosos, sensuales, fuertes, dispuestos a cualquier travesura.

La travesura del día,  la travesura de la semana, la travesura del mes. Llenaste la cuota de mi frustrada idea de la aventura fugaz, imposible y prohibida.