miércoles, 25 de julio de 2018

En silencio.

Déjame, efectivamente, disfrutar de mi silencio, bien vale la pena no emitir ideas, pensamientos, elucubraciones o palabras por unos minutos.
Déjame simplemente estar, así, como un objeto, como un cuadro de Da Vinci, silenciosa, pero llena de misterios.
Deja que mis ojos se deleiten en un beso y me suelten la nostalgia del amor, deja que mis labios caigan plácidamente en la trampa y se enchufen con un subidón de pasión y deseo.
Déjame disfrutar lo amargo y lo salado de mis desaciertos, y lo dulce y lo picante de mis pequeños aciertos.
Déjame encantarme de este diminuto cuerpo de carne y hueso, que brilla como estrella recién nacida a la luz de mi espíritu y se parte en mil pedazos que se funden en el infinito.
Sí, déjame con mi silencio, con mi soledad, con mi sin razón, déjame conmigo, con mi alter, con mi Némesis, que yo soy todas y soy ninguna.