Voy a olvidarme por un momento de ti, voy a olvidar por un momento tu mirada, tus gestos y tu comfort, tus labios, tu barba y tus manos inquietas y robustas.
Voy a dejar de pensar un momento en ti, en tus manías, en tu sonrisa desganada, en tu afán por comerte el mundo, en tu rutina ordinaria.
Voy a dejar de creer un momento en ti, para creer en mi, voy a desviar mi atención hacia mi camino, y no hacia el tuyo, que no compartes conmigo, voy a derrochar las horas llenando mi espacio, que no llenas conmigo, voy a contemplar mi fuego, que no contemplas conmigo.
Y, para regresarte a tu cotidiana existencia, voy a arrancarme momentos de la memoria, esos que me condenan, esos que me arrastran inevitablemente a un jardín iluminado, pacifico, otoñal, perfumado, fantástico. Los recuerdos no se oponen, no ofrecen resistencia, pues tienen ya las cicatrices de batallas perdidas y saben el costo de una guerra sin sentido, el corazon no opina, porque a ese ya lo asaltó la razón, y la locura solo mira de lejos, pues ha sido enajenada por la cordura.
Y sí, indudablemente voy a dejar por un momento de pensar en ti, sólo para pensar en mi.
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