Oh sí, ese momento casi mágico en el que te sientes completamente
dichosa por haber encontrado a ese espécimen que tanto pensaste que
existía y que estaba por ahí, en manos inexpertas, sufriendo quien sabe
que personalidad estéril y mojigata, pensandote cuando veía el cielo
profundo; claro, el espécimen que te inventaste para no sentirte tan mal
al fin y al cabo.
Lo ves personificado en un hombre con todos los atributos. Si claro ! Es mío !
Ese, es el hombre que según tú te complementa.
Según él, ese es otro cuento. Cruento. Cruel. Casi déspota.
Él tan recto y tú tan curva.
Él tan puntual y tú tan a destiempo.
Él tan encauzado y tú dejándole todo al tiempo y las circunstancias.
Él tan apegado a las instrucciones que dan, tú tan apegada a tus propias reglas.
Él tan preocupado por el orden en las cosas, tú tan ponlo donde sea.
Él tan sano, tú tan como lo que se me antoje en el momento.
Él preocupado por la estética del colchón donde lo harán, yo muy pensando que te tardas que estoy lista para todo.
Y así, descubres que para ese Match debes dejar de ser lo que siempre has sido.
Él no admite sublevaciones, te posee, si, entera, no sólo en cuerpo. Sientes que puede ser afrodisíaco
Ahora que está aquí no lo quieres dejar ir.
Te dices que te hace falta ese orden.
Pero también quieres seguir siendo tú.
Y luego ves, que hay dos caminos únicamente.
Podré acaso ser una para él ? Y otra para mi ?
Pero,
¿Quien podré ser si no soy yo misma ?
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