sábado, 26 de noviembre de 2011

Amor narcótico.

Empieza cuando el objeto de tu afecto deposita una dosis de alucinantes emociones, sexo fantástico, cosas que hacen juntos, música, comida, libros, muchas cosas que "descubren" tienen en común, te proporciona tanta felicidad, te llena de armonía y te acelera el corazón, lo cual es completamente embriagante. Esa embriaguez que no tenías el valor de aceptar que querías probar, el amor estruendoso y la arritmia que te provoca la carga de emociones.

Y ahí estás vos, todo lleno de esa droga llamada amor (con nombre y apellido y edad) que te acelera el corazón y te hace sentir el dueño del mundo y te ilusiona cada día con su sonrisa. Es algo que te gusta sentir y te gusta ser lo que sos cuando estas así, por lo que no se te ocurre en ningún momento dejar de tomar diariamente esa poción que te saca de este mundo gris, aburrido, tedioso y falso.

Sin darte cuenta, empiezas a ser adicto a sus caricias, a sus mimos (cuando los hay) a su comportamiento, a su voz, a su cuerpo, a veces te das cuenta pero no te importa, estas radiante y feliz, luego un poco obsesivo, cada día quieres una dosis más grande, piensas mucho en ella/él y deseas tenerla (o) todo el tiempo. Aún no te das cuenta que tienes la misma obsesión enferma de cualquier adicto. 

Cuando empieza todo a adquirir el tono de la realidad, el trabajo, el horario, compromisos familiares, los amigos, las amigas, los estudios y el yo, hace que el objeto de tu afecto se de cuenta que se está perdiendo él/ella misma(o) y que de alguna manera donde antes había mucha pasión ahora solo hay un aire pesado del cual quiere salir, por lo que vos te enfermás, te volvés loco, temblás, te enfurecés, sin mencionar que te enojás con la fulana o fulano, por ser éste el causante de tanto sufrimiento, pues no te da más de esa atención de antes, no te da más de esa droga alucinante y comienza el martirio, te frustras, te preocupas, te obsesionas, te preguntas que está pasando, qué estás haciendo mal, por qué está distante, no entiendes por qué ya no hay sesiones de sexo fantástico, ni llamadas a media tarde ni mensajitos tontos en el celular.

Estas en esa etapa de drogadicto, sudando y temblando, muriéndose por una dosis. mientras tanto, el objeto de tu afecto ya siente repugnancia hacia vos, te mira como si nunca te hubiera conocido, lo irónico es que no lo puedes culpar, porque si te miras al espejo, verás que a esas alturas ya sos un desastre, con tus celos, tus reclamos, tus obsesiones, tus insistentes llamadas, tu maremoto de mensajes, en fin,  has llegado al final de tu infatuación y a la devaluación y conmiseración completa de vos mismo por ese amor.

El proceso de desintoxicación viene acompañado de mucho alcohol, aunque no siempre, amores furtivos, sexo casual, psicología barata, libros de auto ayuda y el infaltable apoyo de los amigos. Pero en el mejor de los casos el proceso de desintoxicación te ayuda a conocerte a vos mismo, te descubres una madurez que no conocías, te sorprende una personalidad más sólida y una genuina autoestima. 

Por eso, no siempre lo malo es de verdad malo, siempre está escondida la semilla del aprendizaje del buen vivir, solo es cuestión de buscarla dentro de uno mismo.

Por eso digamos NO A LAS DROGAS   :-)


martes, 15 de noviembre de 2011

Cuentos de hadas

 Como no tenía mucho en qué pensar y sí mucho que sentir me empezó a doler el estómago y me pregunté qué me podía provocar una molestia así, y bueno, me encontré con la historia a medio contar de una amiga que cree en los cuentos de hadas, y me hizo reflexionar en el amor, sobre todo en los imposibles y en los fantásticos, me animé a escribir estas líneas y lo primero que se me vino a la mente fue mi rechazo absoluto por los principes y las princesas de los cuentos de hadas, que definitivamente me dan dolor de estomago y que definitivamente no le puedo contar a mi amiga. Si alguna vez tengo una hija y le regalan una muñeca barbie y una pelicula de Disney seré la bruja malvada por quemarle ese tipo de entretenimiento.

No es que no crea en los amores perfectos y eternos, pero me da la ligera impresión de que existen en las peliculas y en las telenovelas, sobre todo en las mexicanas. Yo, particularmente, creo en el amor, especialmente en el mío, en los demás es una cuestión temporal.

Lo que sí creo que existe (y en abundancia) son las pendejas llenas de amor, y digamoslo si, también los pendejos, aquellas que realmente creen en el principe azul sin darse cuenta que desde hace mucho los principes estan desteñidos y que degeneraron en simples lacayos, pero hay que ser realistas, a los hombres, digo, a la mayoría de los hombres, porque eso de generalizar es ser injusta, les encantan las mujeres "soñadoras", sí, aquellas que sueñan con ese tal principe de cuentos de hadas, claro, y es que les encanta porque se sienten extremadamente importantes, imaginense, que alguien te crea un principe recién salido de un cuento de hadas, romantico, apuesto, cariñoso, dispuesto a todo por la chica, lo que no saben es que es una importancia caricaturesca, un personaje nada más. Luego pasas de ser mi principe a ese desgraciado mal nacido, y ella de princesita encantadora a bruja obsesiva compulsiva.

Los amores  de telenovelas terminan en finales felices, el malo de la peli termina muerto, en la carcel o loco y la doncella (porque no la ha tocado ningun hombre) se casa de blanco y por la iglesia (católica) con el principe soñado que ha luchado toda su vida (digo, toda la telenovela) por su amor.

No se vale jugar así con los sentimientos de estas mujeres que creen en el príncipe azul, si ya de por sí están medio tocadas con ese tema, el mercantilismo despiadado hace una fortuna con ellas. Y sin contar el daño que le hacen a la sociedad en general, sobre todo a muchos hombres que no son ni quieren ser príncipes de nadie, pues con costo son dueños de su C$2.50 del pasaje y menos van a hacer dueños de palacios ni de corceles blancos. Y ya ni hablemos de las peliculas de Disney y similares, haciendole creer a un  montón de niñas que serán princesas y que se encontrarán con brujas malvadas que le intentarán quitar su felicidad o envenenarle la comida, sin darse cuenta que de tanto creerse princesas se convierten en brujas y que de tanto joder por un príncipe se terminan envenenando ellas y al pobre hombre que se consiguen.



Y ahora yo que hice?
Hay algo de fantástico en el Amor sí, pero es por la fuerza intensa que viene del corazón y no de las utopías que te enseñan las caricaturas en la tele, es lo fantástico de sentir algo real por alguien real,  quien no es nada parecido a un príncipe, quien no tiene un corcel blanco, ni una capa ni tampoco tiene complejo de guardaespaldas, es solo un hombre con virtudes y defectos, seguro que mas defectos que virtudes, pero hombre al fin y real al fin y al cabo.  Esos sí, esos sí me gustan a mi.